Tenemos tanto tiempo y tan poco que hacer!

01 mayo MagdaAG 0 Comments


En esta vorágine que hace mucho que vamos viendo emerger y robarnos la música de los lagos en calma...creámoslo... hay muy poco que hacer.

Pero la sensación es de que si ralentizamos nos perderemos algo importante, o, tal vez, que si paramos, nos arrollará el desorden, el caos devorador, la nada, la indigencia o la soledad. Sentimos las ráfagas de aire que movilizamos al apresurarnos en el afán por la supervivencia ¿amenazada?.

Un programa diestro (y siniestro, no se sabe cuándo y cómo dictado), insta a no permanecer en el momento ni un momento. ¿Podemos modificarlo?

Sin embargo los lagos siguen ahí, los internos y los externos (algunos). Los bosques y los atardeceres, la frescura de la lluvia y la calidez del sol cuando escampa. Los millones de rayos de sol que se filtran en nuestros momentos, cosiéndolos, con los de las personas con quienes los compartimos. Un pespunte de sol que viene cosiendo los tiempos compartidos por los seres que vivieron a través de millones de años y se fueron, pero que están vivos a través nuestro.

El tiempo otorga silencio, quietud, espacio para que se desenrolle el itinerario interno. oportunidad para no actuar según los anquilosados patrones, momentos de infinitud. Con tiempo, el sentido del tiempo, tal y como se conoce, se desvanece, y con él, la prisa y la desidia. El sabor de la vida aparece.

Cuando se funde la frontera entre, la presión por hacer y el vacío eco de mi templo interior, se instala en mí una paz que me expande. Me quedo a veces muy pequeña, o eso parece, pero vibrante, y mi mirada, mi percepción, mi entendimiento, alcanzan territorios inexplorados. Brota el deseo, la alegría, la fuerza, el agradecimiento.

Me repito:       tengo tiempo,     tengo tiempo,      tengo tiempo,      si algo tengo...   es TIEMPO!

También te puede interesar

0 comentarios: