Ser, estar, permanecer, transformarse
Qué es la esencia de mi ser? que es lo auténtico? lo que está desde siempre y para siempre, lo que es inmutable? cuanto más me pregunto más me respondo. Y sin embargo las preguntas siguen: que es eso que es imprescindible y evito? que es eso que hay debajo de debajo de lo que se ve, bajo las capas que hay debajo de la capa externa, la bonita, la que pretende equilibrio y supura extraños modos. Cuando atravesando defensas me invade ese modo que amenaza erupcionar, sin resistencia posible, resulta que la temida fiera se transforma en sonrisa, deleite, gozo, amor, se disipa como humo, y se despeja un paisaje inédito. Dejar salir la oscura fiera es sólo un medio para alcanzar mi ser, es la guardiana del templo, celosa vigilancia, amiga como puede serlo un perro de presa. Cuando se siente presionada se dispara y ataca, libera su agresividad causando estragos… Cuando la capa externa se suaviza, mostrando transparencias que alcanzan las capas profundas, no supurando sino permitiendo el fluir, el perro baja la guardia, duerme confiado. Entonces no hay nadie. No hay capas, no hay perro, no hay yo, solo esencia que atraviesa y alcanza otros muros más allá para atravesarlos también.
Yo no soy lo que se ve, y tampoco soy lo que está oculto, lo que yo soy no se ve y no está, sólo es. Gobierna en quietud y en silencio. Esperando.
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