¿Qué relación hay entre la mano y el cerebro?
En el ser humano, el cerebro “piensa” y la mano “hace”. No ocurre de la misma manera en el resto de animales vertebrados. También hay una diferencia representativa en el nombre: garra/ pezuña o mano.
Aunque habría personas que discutirían si los animales tienen o no pensamientos, lo que es menos discutible es que no representan pensamientos, es decir no los traducen en una creación que no sea estrictamente funcional como por ejemplo para alimentarse o crear sus nidos.
En la mano humana el dedo pulgar tiene la capacidad de diferenciarse de los otros cuatro dedos y permite asir con firmeza y finura los objetos . Esta característica singular permite una gran sutilidad para plasmar nuestras ideas y sentimientos a través de la creación con materiales y herramientas.
El alto grado de precisión y ductilidad de la mano no sólo está íntimamente relacionada con la capacidad de representar pensamientos sino también con la posición erecta : la libertad de movimiento en las dos extremidades superiores, obtenida gracias a la posición erguida sobre las dos extremidades inferiores, permite alcanzar objetos y manipularlos a voluntad en un ángulo cercano a la vista. Un cuerpo bien equilibrado en esa posición facilita la coordinación óculo-manual y por tanto el buen desarrollo de habilidades como la escritura, la pintura, la música con instrumentos, y cualquier otra en la que se vea implicado el uso de la mano. Siempre que realizamos una actividad que implique la destreza manual, en realidad está implicado el equilibrio de toda nuestra estructura corporal y, por tanto, de un mejor o peor uso global de la misma se derivará también una mayor o menor capacidad de expresión de pensamientos y emociones, y sin duda, una mayor o menor salud integral.
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